La baja rentabilidad es uno de los desafíos que está afrontando el sector bancario europeo y es considerada un riesgo sistémico para la estabilidad financiera según el Banco Central Europeo. Junto con la ejecución de programas de eficiencia y de control de costes y la diversificación y mejora de las fuentes de ingresos, la máxima autoridad monetaria europea aboga por la transición hacia la digitalización como un factor determinante en los planes de negocio de las entidades financieras para los próximos ejercicios.
Una serie de políticas regulatorias están ayudando a establecer el marco institucional adecuado para que el sector en Europa realice estos ajustes necesarios en los modelos de negocio. Unas medidas que deben abarcar la terminación de la unión bancaria y del Fondo de Garantía de Depósitos comunitario, la armonización de directivas nacionales, el avance en la unión de los mercados de capitales o el refuerzo de la resolución de activos improductivos.
Centrándonos en la composición cabe destacar, en cuanto a las familias, el impulso del crédito al consumo, y en cuanto a las empresas, la actividad hacia pymes que continúa su elevada tasa de crecimiento, sobre todo por la fijación de unas mejores condiciones financieras, que tienen su reflejo en unos tipos de interés a la baja.
La evolución de las principales partidas del negocio bancario en España durante el año 2018 ha venido marcada por una aceleración de la caída del crédito bruto a los sectores residentes (-4,1 % interanual), impulsado a la baja por la reducción de los créditos dudosos, que caen en un 20,8 % agregado gracias a las ventas de carteras de activos improductivos. En cuanto a la nueva concesión, aun siendo superior en volumen al registrado el año anterior en todos los segmentos, no es suficiente para compensar las amortizaciones y los vencimientos.
Centrándonos en la composición cabe destacar, en cuanto a las familias, el impulso del crédito al consumo, y en cuanto a las empresas, la actividad hacia pymes que continúa su elevada tasa de crecimiento, sobre todo por la fijación de unas mejores condiciones financieras, que tienen su reflejo en unos tipos de interés a la baja.
En relación con los recursos de la clientela, se sigue produciendo una fuerte salida de depósitos a plazo, en su gran mayoría traspasados a la vista, ante la expectativa de que la situación de tipos bajos no se revierta en un periodo corto de tiempo. Por otro lado, la participación de clientes en fondos de inversión se ha resentido por las correcciones de los mercados financieros en la última parte del año.
En este 2018 ha habido una fuerte caída de la tasa de mora. Esta reducción, de 201 puntos básicos, es consecuencia directa del fuerte incremento de las ventas de carteras de activos improductivos que se han producido a lo largo del año, las cuales han alcanzado aproximadamente los 60.000 millones de euros entre operaciones anunciadas y realizadas. Derivado de ello, a cierre de año, la tasa de mora del sector se ha situado en el 5,84 %.
Si analizamos la evolución de los resultados agregados del sector, observamos como el margen de intereses vuelve a descender. Los menores ingresos derivados de los bajos tipos de interés no logran ser compensados, en la misma cuantía, por una reducción en los costes financieros. Lo que sí que se ha registrado en este 2018 es un freno en dicha caída, gracias a la mejora de los ingresos financieros (concesión de crédito al consumo y compra de deuda periférica). Por su parte, las comisiones continúan incrementando su peso en la generación de ingresos recurrentes, sobre todo en la parte de gestión de activos y no tanto en la de prestación de servicios directamente relacionados con el negocio bancario.
La nueva normalidad de la rentabilidad del sector se obtiene por una menor presión de los activos deteriorados.
Los gastos de explotación se reducen un 2,5 % en 2018, evidenciándose los efectos positivos del ajuste de capacidad de los últimos periodos. También es reseñable, en el apartado de saneamientos, la reducción de provisiones y pérdidas por deterioro que está experimentando el sector en 2018, lo que lleva a un resultado a neto total del sector de 12.400 millones.
Esta positiva evolución en la cuenta de resultados tiene como principal consecuencia una notable mejora en los indicadores de rentabilidad que se sitúa en el 5,74 % en términos de ROE. Por último, la solvencia del sector financiero español presenta una ratio de CET1 de 11,8 % a cierre de año, algo inferior al de 2017.
Diciembre 2018 | Variación anual (YTD) | |||
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Saldo millones € | Millones € | % | ||
Depósitos (total sistema) | 1.114.841 | 25.796 | 2,4 % | |
Depósitos a la vista | 931.179 | 74.105 | 8,6 % | |
Depósitos a plazo | 183.661 | 48.309 | -20,8 % | |
Crédito a OSR | 1.150.228 | 48.878 | -4,1 % | |
Del que: Normal | 1.083.034 | 21.898 | -2,0 % | |
Del que: Dudoso | 67.194 | 26.980 | -28,6 % | |
Crédito a las AA.PP. | 68.956 | 9.154 | -11,7 % | |
Tasa de morosidad | 5,84 % | -201 P.B. | ||
Por numerador | - 225 PB. | |||
Por denominador | 19 P.B. | |||
LtD | 103 % | - 6,9 P.B. |
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